Carlos Alberto Lara Cid vive a salto de mata en la vida
real. Dejó su domicilio una vez que se volvió sospechoso de la desaparición de
su pareja Nallely Francia Morales, en mayo de 2011. Sin embargo, en la red
social de Facebook sigue activo. Eso sí, con diferentes identidades: a veces se
hace llamar Roberto Lara Medino o Anthony Lara Flores.
María Eugenia Morales es madre de Nallely Francia y es una
más en la manifestación de madres de desaparecidos que se efectuó el pasado 10 de
mayo en el Ángel de la Independencia. Ella y otro de sus hijos llevan la
fotografía y los datos generales de Nallely en una manta: una joven de tez
blanca y ojos color miel, bajita y rostro rellenito.
En 2010, Nallely tenía 18 años y vivía en el sur de la
Ciudad de México, daba clases de cerámica y había montado un negocio. Le iba
bien. Conoció a Carlos Alberto, de entonces 17 años y que vivía en Tehuacán,
Puebla. Aunque se vieron una vez, por varios meses mantuvieron una relación de
noviazgo a través de Facebook. Pero la
madre se lamenta: “mensajearse por Facebook no es una relación”.
Para septiembre de 2010, Nallely estaba enamorada. Dejó su negocio, sus amigos y decidió ir a
vivir con Carlos Alberto y su familia a Tehuacán.
“Yo noté que no vivía bien porque adelgazó mucho. En menos
de tres meses bajó 15 kilos de peso”, añade la madre. Además, comenzó a hacerse
tatuajes en el cuerpo. La familia ha denunciado que en enero de 2011, Nallely
regresó a casa con golpes y quemaduras de cigarro en el cuerpo. Sin embargo, la
joven no quiso presentar ninguna denuncia y a los pocos días regresó junto a
Carlos Alberto.
En febrero de 2011, la
señora María Eugenia acompañó a Nallely al domicilio de la madre de Carlos
Alberto, en la calle 14 sur número 303, departamento ocho de la ciudad de Tehuacán.
Fue la última vez que vio a su hija, aunque mantuvieron contacto constante vía telefónica.
A inicios de marzo, Nallely informó por teléfono a su
familia que habían decidido mudarse a Xalapa, Veracruz, con una tía de su novio.
El 7 de mayo a las tres de la mañana, Nallely habló por
última vez con su mamá. Llamó desde un
celular desconocido, con clave de Nuevo Laredo, Tamaulipas. Dijo estar bien, que
estaba trabajando por las noches y que incluso le iba a mandar un dinero, pero
que no podía hablar en ese momento. Se comunicó a las 9 de la mañana con su
hermano. Dijo, jugando, que se encontraba “cerca de aquí y lejos de allá”, y le
pidió a su hermano que la llamara a ese número por la tarde. A las 17:00 horas
el joven llamó, pero el número estaba fuera de servicio. Pasaron las horas, y luego los días sin que
ella volviera a llamar. La familia de Nallely marcó a los teléfonos de Tehuacán
Puebla y al celular de Tamaulipas por días, sin éxito.
Fue hasta el 20 de junio que el hermano de Nallely logró
hablar con la mamá de Carlos Alberto. Ésta negó que su hijo tuviera algo que
ver con la desaparición de Nallely, alegó que Carlos Alberto había ido a
Sinaloa “por unos negocios”, y que había acompañado a Nallely a tomar el camión
rumbo a la Ciudad de México.
La familia de Nallely pudo trasladarse a Tehuacán hasta el 5
de julio de 2011, para realizar la denuncia ante el Ministerio Público. Las autoridades de
esa entidad citaron a Carlos Alberto y a su madre, pero esta última alegó que
su hijo era menor de edad, por lo que fue exento de declarar en esa ocasión.
En octubre pasado, el caso fue tomado por la Fiscalía
Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas
(FEVIMTRA), que depende de la
Procuraduría General de la República.
“Pero el caso va muy lento”, dice la madre. Por ejemplo, no se han hecho
mayores indagaciones sobre el celular de Tamaulipas. Mientras tanto, Carlos Alberto sigue a salto
de mara, pero sigue abriendo cuentas de Facebook con nombres falsos.
*Texto originalmente publicado en El Universal Gráfico el martes 15 de mayo de 2012
No hay comentarios.:
Publicar un comentario