domingo, 30 de agosto de 2009

Ven y mira II, balas de verdad (crónicas de una infancia marxista)


Ven y mira, además de ser una excelente película y un testimonio de cómo percibió la Unión Soviética su papel en la segunda guerra mundial, también es un anecdotario de una forma diferente y descabellada de hacer cine. Diferente, al menos, de cómo la realizamos desde occidente, bajo una tradición hollywoodesca.

La premisa es simple y poderosa: un niño se une a las milicias que combaten la entrada del ejército nazi en una región de Bielorrusia. Su mirada infantil va conociendo todas las atrocidades de los nazis, las traiciones de algunos de sus compañeros, el dolor de la guerra.

Pero, según el kit de prensa que Mosfilm difundió para promocionar la primera semana de cine ruso en México, se usaron municiones reales (además de uniformes reales, por supuesto). “El actor Aleksei Kravchenko ha descrito en entrevistas balas pasando cerca de 10 centímetros por encima de su cabeza”.

Me pregunto qué necesidad tenían de filmar con balas de verdad. ¿Sería acaso convocar la (bienllamada) ruleta rusa?

Gran película, caray. Gran película. Con esta información se confirma que aquello que hace única a la cultura rusa es tener un pie en Oriente, y esa cercanía es interpretada o acercada a Occidente. ¿Si no, de qué otra forma se puede justificar la utilización de municiones reales? Si de acuerdo con los realizadores de cine mexicanos, la bala verdadera se escucha falsa en las películas…

La trivia de "Ven y mira continúa.

Haciendo honor a la experimentación síquica y paranormal que la Unión Soviética realizaba en los años setenta (aunque la película es ochentera), el director tenía previsto que Aleksei Kravchenko, el protagonista (quien en ese momento era menor de edad), fuera hipnotizado por un psicoterapeuta durante los más terribles escenas de violencia, para que no se afectara “su joven mente. Sin embargo Kravchenko resultó no ser susceptibles a la hipnosis y tuvo que fingir todo el camino” (SIC).

Me pregunto si al preocuparse por el bienestar de la joven mente de Kravchenko, a los realizadores no les preocupó su bienestar físico al usar las mentadas balas de verdad.. pero en fin..

Finalmente, el nombre original de la película que suponía tener era “Maten a Hitler”. El nombre tuvo que ser cambiado porque no se consideró “apropiado” en ese momento.

Ver también: Ven y mira

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