miércoles, 5 de septiembre de 2012

Madre caravanera





Leticia Mora Nieto siguió por medio de la prensa el movimiento de Javier Sicilia, las caravanas que realizó en el país. Así escuchó más historias de jovencitas desaparecidas, como su propia hija.

La hija de Leticia, Georgina Ivonne Ramírez Mora, que entonces tenía 22 años,  desapareció el 30 de mayo de 2011 en Atizapán de Zaragoza, Estado de México. Preparaba la cena, cuando notó que le faltaban unos condimentos y salió a la tienda. Tomó un pesero. De regresó, en un trayecto de no más de 10 minutos, desapareció.

La señora Leticia ha tenido que pagar a investigadores privados y policías para que hagan su trabajo. Aún así, la investigaciones han sido tan lentas que los pocos indicios que han obtenido han llegado tarde y se ha perdido oportunidades de encontrarla.

Ha conocido a muchos padres y madres con la misma tragedia, en alguna organización civil a la que se habían acercado para pedir ayuda; en las procuradurías. Comparten no sólo la búsqueda, sino también la incredulidad que reciben de los demás: la autoridades, la gente en general.

Ahora, Leticia se fue con la caravana de Sicilia en Estados Unidos, lleva la foto de su hija. Ha dicho que no va a parar de buscar a Ivonne hasta encontrarla, sin importar a dónde se tenga que meter.  

La caravana de Sicilia en Estados Unidos busca evidencia sobre todo que nuestro vecino del norte no ha implementado recursos para detener el tráfico ilegal de armas, y que su política antidrogas es determinante en la violencia que sufre nuestro país.

Pero hay otros aspectos quizá menos vistosos pero igualmente desgarradores. Muchos casos de trata de personas para explotarlas sexualmente o laboralmente (esclavitud moderna) se resuelven en Estados Unidos, porque las víctimas terminan ahí, lejos de su familia, y sin medios para pedir ayuda.  

Tal es el caso de Noé Quetzal M, detenido hace unas semanas en la ciudad de México, quien “enganchaba” sobre todo a  menores de edad, en diferentes estados del país y luego las trasladaba a Estados Unidos.

Ojalá la caravana sirva para abrir los ojos a los ciudadanos de Estados Unidos, y también a los mexicanos. Y ojalá allane el camino para que se pueda hacer justicia y resolver muchos casos pendientes. 

*Publicado el 15 de agosto de 2012 en El Universal Gráfico. 

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