miércoles, 25 de abril de 2012

Tortura, el método de los flojos


Columna Rendija, publicada el 11 de abril de 2012

Lydiette Carrión

Cuando una persona que ha sido sobajada la mayor parte de su vida adquiere algo de autoridad, suele convertirse en un dictador. ¿Quién no ha tenido que enfrentarse a un guardia o recepcionista que ejerce su pequeño coto de poder de manera déspota, abusiva y francamente sádica?
Pero la práctica de la tortura por parte de policías y autoridades del Distrito Federal (y todo el país, para ser honestos) no se explica sólo por las historias personales de los victimarios. El completo sistema de justicia no sólo la permite, sino que descansa sobre ella. Me explico: Bajo contadas excepciones de algunos casos mediáticos, la policía capitalina no utiliza métodos de investigación: toma de huellas dactilares, ADN, revisión de cámaras de seguridad, investigación del móvil y oportunidad. Por eso depende de detener infraganti a los delincuentes, de recopilar testimonios de testigos o de su confesión.
Para conseguir la mentada confesión, la tortura, las amenazas e incomunicar a una persona por horas siguen siendo las únicas herramientas que la policía sabe utilizar, ya que no cuenta con otras herramientas: la disposición de medios y técnicas para investigar.
Además de lastimar, agredir y destruir la vida de los procesados, la tortura ha probado ser ineficaz para resolver delitos: no existe garantía de que una persona que fue detenida y confesó bajo tortura sea realmente culpable.
Recientemente, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) aprobó modificaciones al Código Penal para el Distrito Federal, para penalizar de forma más severa –de tres a 12 años--a los funcionarios que cometan tortura o martiricen a otra persona, al tratar de obtener información. Estas reformas son innegablemente benéficas. Sin embargo, es poco probable que por sí solas resuelvan el problema de fondo, ya que no están acompañadas de una verdadera profesionalización de la policía, o la estandarización de los operativos policiacos o de la garantía de que el ministerio público abrirá investigaciones por el delito de tortura: generalmente los funcionarios que comenten tortura, y son denunciados, suelen ser procesados bajo otros delitos, como lesiones o abuso de autoridad.
El primer visitador de la Comisión de Derechos Humanos del DF, Mario Patrón, ha identificado tres escenarios que propician la tortura: en primer lugar, la cárcel; el segundo, se da entre el momento de la detención y la puesta a disposición del ministerio público; y finalmente, en los operativos policiales.

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