*Columna "Rendija", publicada el 28 de marzo de 2012 en El Universal Gráfico.
Es imposible olvidar a Mariel Solís cuando fue exhibida por
la procuraduría capitalina como
integrante de una banda de asaltantes. Enfundada en uno de esos chalecos
fosforescentes y el rostro angustiado, como sin poder creer lo que estaba
pasando.
Pero su caso, hasta cierto punto, tuvo un desenlace positivo:
se comprobó su inocencia; y el error de
la procuraduría fue denunciado hasta
el cansancio por los medios.
Mariel debe esto a su familia, a sus compañeros y amigos que
no se quedaron con los brazos cruzados. ¿Pero que hubiera sido de Mariel si, en
vez de ser una estudiante universitaria, fuera una trabajadora doméstica o desempleada? Probablemente su foto en la
procuraduría seguiría dando vueltas en internet, sin ningún tipo de aclaración.
No podría conseguir un empleo y sería estigmatizada de por vida, incluso
después de haber sido absuelta.
Esto es lo que pasa con la mayoría de los casos. Y el asunto
es mil veces peor, si el individuo ha sido acusado por delitos sexuales o
secuestro. Su vida jamás será la misma, aunque sea inocente.
Aldo Christopher Granada González tuvo la mala suerte de que
la policía andaba buscando a Christopher Aldo González Rivera, por el delito de
homicidio calificado y secuestro.
Como sus nombres se parecían, Aldo Christopher fue detenido
y exhibido en noviembre de 2009. Estuvo preso hasta julio de 2010 --incluso después de que el verdadero asesino
fuera encarcelado-- y su foto quedó de
recuerdo en la sección de “los más buscados” de la procuraduría capitalina,
meses después de haber recuperado la libertad.
La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal
presentó la recomendación 03/2012 contra la práctica de exhibir públicamente a
las personas privadas de la libertad, sobre todo al inicio de la investigación.
Pero la solución de fondo también pasa por un elemento clave: la policía debe
investigar verdaderamente y dejar de actuar de forma precipitada y ansiosa.
¿Cómo es posible que una persona ingrese a la maquinaria de las cárceles y los
juzgados porque comparte dos nombres y un apellido con otra persona, y a pesar
de que los testigos dijeron que no se parecía al verdadero responsable? ¿Cómo
confiar en una procuraduría que comete errores tan… francamente de primaria?
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@lydicar
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