*Columna publicada originalmente en El Gráfico el 22 de febrero de 2012
Lydiette Carrión
Deveras, deveritas, así de cuates,
¿alguien realmente cree que los porros del Bachilleres 3 puedan
hostigar y talonear a su comunidad, sin la complicidad de alguna
autoridad? ¿A poco la Secretaría de Seguridad Pública local es tan
inepta como para permitir el segundo incidente con petardos en un
metro, realizado por el mismo grupo, y en menos de cuatro meses?
Los porros no sólo son una pandilla;
también constituyen un jugoso capital para políticos y autoridades,
que los han aprovechado en campañas, como grupos de choque en
movimientos sociales, etcétera.
El PRI, por ejemplo, en los años
ochenta subsidió a los porros mediante la Comisión Nacional del
Deporte.
A finales de los años noventa, los
porros tuvieron un declive con el cambio de gobierno en el Distrito
Federal... hasta que hallaron su entrada en la flamante
administración de izquierda.
En los años 2004 y 2005, profesores
del CCH Naucalpan documentaron con cámara oculta que los porros de
su plantel eran “compitas” de los policías municipales. Por eso,
éstos sólo los detenían brevemente cuando los estudiantes los
acusaban de las golpizas que les propinaban. Ese mismo año,
estudiantes de las prepas 5 y 6 cerraron sus escuelas para demandar
la expulsión de los porros. Añadieron -pero nadie les quiso
creer-que los porros estaban entregando propaganda de políticos del
PRD.
Pero, por si había dudas, ya en 2006,
chicos con jerseys de las vocacionales y la universidad acamparon en
el plantón de Reforma en apoyo a López Obrador. Los porros siempre
han estado cerca del poder institucional. Eso los distingue de las
pandillas convencionales.
¿Cómo prevenir el porrismo?
Paradójicamente, la solución pasa necesariamente por acabar la
criminalización de la juventud.
En la mayoría de los casos, cuando un
adolescente llega al porrismo, ya ha sido marginado de su comunidad,
de su barrio, del estudio y el trabajo dignos (aunque vaya en una
escuela, intuye que sus expectativas no son las de otros). Ya ha
perdido la capacidad de soñar con su futuro.
Son varias las autoridades que deben
garantizar un futuro a los jóvenes. Pero, cabe preguntarse: ¿Cuántos
de esos políticos que han sido beneficiados por los porros realmente
renunciarán a ese capital político?
awebo puro COCODRILO O.D.E.T 18 DE SEPTIEMBRE T/C
ResponderBorrar