Los encontraron husmeando por la Facultad de Derecho. La huelga estaba avanzada. Quizá por el sexto o séptimo mes.
Eran porros. Estudiaban en Derecho. Estaban tomados. Andaban de bravucones. Los agarraron.
Por esas fechas, la paranoia al interior de Ciudad Univrsitaria, y en general de todas las escuelas, era enorme. Casi todas las noches se paseaban patrullas por las zonas más solas de CU: por el Centro Cultural, se metían al circuito derribando barricadas.
El comité de seguridad del CGH (principalmente conformado por estudiantes de Ingeniería y Trabajo Social) funcionaba de forma cada vez más eficiente: ya habían evitado intentos de violación y asaltos por desconocidos. Pero la paranoia y el odio aumentaban.
Incluso una vez, dicen, encontraron a un indigente que llevaba un gato muerto colgado del cuello. Tenía una fuerza descomunal, dicen. Cerró la puerta de CU --que generalmente cerraban entre cuatro-- el solo.
Ese día, tomaron a los porros y se los llevaron a uno de los "hongos", las casetas de seguridad que habían pertenecido a Auxilio UNAM. Los tuvieron ahí por unas horas (privación ilegal de la libertad, se podría decir). Tal vez dos, tal vez cuatro, tal vez más. Les dieron un "calentada", quizá unas cachetadas y una advertencia. Pero, quién sabe qué estaban haciendo los porros. Nunca denunciaron.
La toma de las casetas fue una experiencia fuerte. Al interior de una de ellas se encontró material de lo que se podría llamar "espionaje isntitucional", o simplemente, grabaciones de las cámaras de seguridad, expedientes de estudiantes y personajes "preocupantes" o con vínculos con grupos peculiares. Ese hallazgo disparó la paranoia y al mismo tiempo la necesidad de crear un bunker contra el exterior. El movimento se cerró al exterior, extinguiéndose en medio de la locura y por falta de oxígeno.
Al interior, en medio del caos, de la locura y de nueve meses sin ley, florecieron expresiones inéditas, tanto de organización social, como de supervivencia y arte. Pero nada de eso (lo bueno y lo malo) salió en la tele.
martes, 30 de agosto de 2005
Memorias de la huelga (la Comisión de Seguridad)
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ResponderBorrarCámara. Cuántos pinches recuerdos, la mayoría de ellos tan jodidos. Ni modo, nos tocó el declive del movimiento estudiantil: el 68 glorioso, Jueves de Corpus sacrificado, la huelga del CEU aceptable y nosotros...la pura decadencia. De la eficiencia de la comisión de seguridad pues no sé, sólo me acuerdo que nunca me dejaron estacionar mi coche -La Mancha Voraz y sus amigos contralaban un acceso cerca de la alberca- y amaneció un día todo deshuesado.
ResponderBorrarDe la Brigada Verde pues que terror, la Karla que parecía que se metió un ácido mientras leía a Bakunin y oía a los Sex Pistols y nunca salió del viaje, el Félix, también conocido como Popeye, una verdadera pesadilla de niño gordo y prieto de secundaria técnica. El Oscar, que no sabías que droga le hacía más daño: si la coca o la ideología. El Rocco, con un perro pastor alemán y un machete, hablando en la cafetería de que "en Europa se considera al Mexicano...muy sucio". Y el Gato, con esa cara de niño abusado por su padrastro, buena onda, pero capaz de tener un acceso de furia y romperte la madre en un santiamén. Fue él el que le metió la cuchillada a otro, del que no me acuerdo su cara, al que llamaban Misha o Sasha.
Y de los activistas de las barricadas. Puta! La Jorge Valdano, era como si hubieran encontrado su vocación siendo tecolotes -aunque ahi había amigos-. La neta es que el 68 será el rey de los movimientos estudiantiles, pero ninguno armó una Ciudad-Estado, con su propia fuerza represora y toda la cosa...