martes, 2 de junio de 2009

Denunció el narcomenudeo en su escuela. Su asesinato sigue impune

Después de denunciar repetidamente las redes de narcomenudeo y porrismo en la escuela que dirigía, el profesor Edmundo Nava Mota fue asesinado el 28 de mayo de 2007. Dos años después, el crimen sigue impune, y por lo menos tres policías que han trabajado en el caso han estado involucrados con el crimen organizado.

Hace un par de meses las autoridades aseguraron a los familiares que ya se tiene ubicado al presunto autor material del homicidio. Se trataría de un sicario profesional. Sin embargo, no se le ha aprehendido.

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Edmundo Nava Mota Álvarez fue fundador y director de la Preparatoria número 115 “Emiliano Zapata”, en Ecatepec, Estado de México. Desde hacía muchos años también era activista y pertenecía a la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata (UPREZ). Él, junto con su organización, llegó a fundar 15 escuelas en la zona.

Entre 2003 y 2004, el narcomenudeo y el porrismo se gestaban alrededor de la escuela. Se presentaron casos severos. Por ejemplo, hubo dos intentos de secuestro con fines de violación; los porros de la FENET “115” (Federación Nacional de Estudiantes Tecnológicos, una porra que tiene sus orígenes en el IPN) asaltaban y golpeaban a estudiantes afuera de la escuela y se comenzaba a vender droga al interior del plantel, explican familiares del profesor.

En 2006, Edmundo Nava Mota se reunió con el entonces subprocurador de Justicia de Ecatepec, Eduardo Villalobos, y el presidente municipal de Ecatepec, José Luis Gutiérrez Cureño, entre otros.

Señaló directamente a tres ex alumnos, cuyos alias son “La chocolata”, “El tosco” y “Padilla”. Eduardo Villalobos aseguró que conocía a los ex alumnos señalados por el profesor, y eran jóvenes “honorables”.

El narcomenudeo, el vandalismo y los problemas continuaron. Y el director del plantel siguió exigiendo que la policía hiciera algo. Pero el 19 de diciembre de 2006 sufrió un atentado al salir de la escuela. Mientras viajaba con otro profesor en una camioneta, un joven le disparó con un arma calibre 45, de uso exclusivo del Ejército.

Al día siguiente el profesor y sus familiares levantaron la denuncia EM/AMOD/1/4152/06.

Se efectuó una nueva entrevista el 8 de enero de 2007, con el subprocurador José Luis Villalobos. El profesor entregó un manojo de pruebas de la criminalidad alrededor del plantel: fotografías, rutas, mapas hechos a mano en los que señalaba las “tienditas” de la zona, nombres de ex alumnos, alumnos y gente vinculada a la distribución de droga.

Las autoridades aseguraron que toda la información que el profesor había entregado sería anexada a la denuncia del atentado. Posteriormente, la familia y los abogados que coadyuvan en el caso se darían cuenta de que toda esa información desapareció o nunca fue incorporada al expediente.

El 28 de mayo de 2007, Edmundo Nava Mota fue asesinado entre las 6:30 y 6:45 de la mañana, cuando se dirigía a su escuela a bordo de su vehículo, en compañía de su pareja sentimental. De nuevo se utilizó un arma calibre 45. Murió casi de inmediato.

En un primer momento la pareja del profesor reconoció a un exalumno de la preparatoria como el que había disparado y así lo denunció ante el MP. Pero semanas después, se retractó de lo dicho. El menor de edad quedó en libertad.

¿UN POLICÍA EN QUIÉN CONFIAR?

El 17 de enero de 2008, Leonel Rivero, abogado de la familia Nava Mota Álvarez, asumió la coadyuvancia con el Ministerio Público.

El 26 de febrero siguiente, Guillermo Nava Mota González, padre de la víctima, amplió su declaración ante el Ministerio Público José Luis Razo Martínez. De nuevo presentó las pruebas documentales. Razo Martínez posteriormente sería encarcelado por vender información de la procuraduría.


La Procuraduría General de la República conoció del caso. Alrededor de mayo de 2008, los familiares se reunieron con el delegado estatal de la PGR en el Estado de México, José Manzur Ocaña, y con el comandante regional de la AFI en el Estado de México, Milton Guerrero Cristóbal. Los familiares entregaron de nueva cuenta la información que el profesor había recabado: copias fotostáticas que lograron rescatar, después de que el primer manojo de pruebas “desapareciera” del expediente.

En octubre siguiente, medios de comunicación revelaron que José Manzur Ocaña era prófugo de la justicia, ya que el ex delegado protegía a los zetas en el Estado de México. Hasta la fecha nadie sabe dónde está.

Milton Guerrero fue “levantado” el 28 de agosto de ese mismo año, junto con su segundo al mando. Su cadáver fue hallado en octubre, en severo estado de descomposición y con huellas de tortura. En los medios de comunicación se mencionó que, presuntamente, guerrero Cristóbal trabajaba para el cartel de “La Familia” de Michoacán.

Ni las muertes ni la situación del exdelegado o la aprehensión de Rizo Martínez estaban relacionadas con el asesinato de Edmundo Nava Mota. Pero los familiares del profesor cayeron en la cuenta de que, por lo menos en tres ocasiones, habían entregado esa información a policías corruptos.


AVANZA EL CASO

En los primeros meses de 2008, la averiguación registró un impulso importante. La policía ministerial identificó a un menor de edad, internado en la Escuela de Rehabilitación para Menores Infractores “Quinta del Bosque”, como probable copartícipe en el asesinato.

El 15 de septiembre de ese año, el menor rindió su declaración, y confesó su participación. Mencionó que una persona le propuso participar en el homicidio, por cierta cantidad de dinero.

Actualmente hay varias líneas de investigación. Una de ellas apunta a uno de los cárteles que se han asentado en el oriente del Estado de México. (Esta línea de investigación, apenas dibujada, sería el eslabón perdido entre el porrismo y los cárteles de la droga.) Ahora, aunque la policía ya ha ubicado a un sospechoso, todavía no lo han detenido.

Al respecto dice su padre: "También me deben la muerte de mi esposa, que se dejó morir de tristeza".


*Publicado en "El Periódico", 1 de junio de 2009.

1 comentario:

  1. Anónimo12:40 p.m.

    La historia da cuenta, de modo crudo, de la impunidad en la que vivimos. Me parece que ahí está uno de los dramas más grandes de estos años de violencia e incertidumbre. Jul

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