jueves, 20 de octubre de 2011
Cocodrilos en el metro
El pasado viernes 14 de octubre, miembros de los llamados “Guerreros” del Colegio de Bachilleres 6 subieron a la línea ocho del metro en la estación del metro Constitución 1917. Cuando el tren se detuvo en Iztacalco, fueron atacados por otro grupo de porros llamados “Cocodrilos” del Bachilleres 3, quienes lanzaron petardos en los andenes del metro. Resultaron heridas cinco personas que nada tenían que ver.
Es posible identificar a cada grupo porril por las playeras o jerseys que portan, y que son visibles en los diversos videos que se han hecho públicos, tanto por autoridades, como por particulares.
Si bien los ataques y batallas porriles son cotidianos, el hecho de que los “Cocodrilos” aventaran petardos al interior de los andenes del metro le dio un carácter más grave y peligroso al asunto.
Los Cocodrilos pertenecen a un grupo porril más grande, la Organización Democrática de Estudiantes Técnicos (ODET), quienes tienen su origen desde 1975. La ODET nació vinculada al extinto Partido Socialista de los Trabajadores (PST), que era una organización satélite del PRI. Muchos de sus líderes, por cierto, ahora se encuentran en el PRD.
Los porros de todas las escuelas se distinguen de otras bandas de estudiantes y jóvenes porque en mayor o menor medida reciben protección, ya sea de un partido político, las propias autoridades escolares, o, más recientemente, de algunos grupos de la delincuencia organizada y el narcomenudeo local.
Si bien un número considerable de estudiantes se puede ver involucrado en un grupo porril por desorientación, o por la necesidad de los adolescentes de pertenecer a un grupo, los líderes de los porros no son ingenuos y logran lucrar con su capacidad de convocatoria y movilización. Muchos de ellos han estado en la cárcel por delitos tan graves como el robo, lesiones y hasta homicidio.
A partir de los petardazos recientes, varios estudiantes y ex alumnos del Bachilleres 3 manifestaron en redes sociales su cansancio por ser presa de las trifulcas entre porros. Muchos advirtieron la necesidad de colocar seguridad a las afueras de su plantel, en particular cada viernes, que es cuando se incrementan los ataques.
Un apunte final. Llama la atención que las autoridades hayan liberado a los 20 implicados que originalmente retuvieron, cuando en otras ocasiones, frente a hechos similares (por ejemplo cuando la policía ha aprehendido a jóvenes en marchas estudiantiles) los detenidos han pasado meses en la cárcel, enfrentando un proceso legal.
*Columna publicada originalmente en El Universal Gráfico el 19 de octubre de 2011. No hay versión electrónica
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