Lydiette Carrión
Reconocimiento social, burlar el destino al que pareciera
condenarnos nuestro nacimiento, son potentes motores para que un muchacho
decida apostar por el crimen.
Esta premisa se encuentra en la literatura. Por ejemplo, en Madame Bovary (1856) –de Flaubert–una
joven burguesa bonita vive atormentada porque jamás será aristócrata.
En El Gran Gatsby (1925),
de F. Scott Fitzgerald, y actualmente en boga por la película del mismo nombre,
en aras de estatus, Jay organiza fiestas de miedo en su ostentosa mansión.
A las fiestas todos van: la élite de Nueva York, los artistas,
etcétera. Y todos se preguntan: ¿quién es Gatsby?, ¿de dónde saca el dinero? La
sociedad tolera el delito, siempre y cuando Gatsby siga dando lujo a manos llenas.
Actualmente, las mafias mexicanas (desde el narcomenudeo de
barrio hasta los cárteles más sádicos) se nutren de adolescentes y jóvenes.
Necesitan carne de cañón. Y ésta es atraída con el mismo mecanismo descrito en
Gatsby: la necesidad de escalar socialmente, de ser reconocido, de tener cierto
estatus.
La desazón que empuja a los jóvenes es estimulada por
nuestra sociedad, estratificada, discriminadora, racista,. Y es que el racismo
tiene una función para los grupos de poder: mantener el control, dividir a la
gente, entretenerla en luchas vanas.
Entra en juego la pésima educación pública (lo que hace una
brecha enorme entre pobres y ricos al momento de acceder a la educación
superior); nuestro arraigado racismo contra nosotros mismos, que se manifiesta
en expresiones como: “pinche indio”, “es un naco” o “está muy paisana”.
En Madame Bovary y en Gatsby, la moraleja es la misma. Al
final, tras profundos esfuerzos por encajar, ambos personajes mueren solos y
abandonados por la sociedad que trataron de impresionar. Cuando se acaba el
dinero, Bovary y Gatsby son desechados y repudiados.
Lo mismo ocurre con los niños sicarios, por cierto.
La solución a esta sociedad estratificada y racista es transformarla:
oportunidades de genuina educación y desarrollo para todos, reivindicar
nuestros orígenes y cultura. Sólo así le ganaremos al crimen organizado, a los enganchadores
de gatsbys.
Glosario de
supervivencia
Consternación
chilanga: Años ya que el país estaba en llamas. Pero el chilango despertó
cuando el crimen abofeteó a la “Condesa”.
**Publicado en el Universal Gráfico el 3 de julio de 2013.
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