*Texto originalmente publicado en El Universal Gráfico el 1 de mayo de 2012
La madrugada del domingo 19 de febrero de 2012, la familia
Moreno Chávez despertó a una pesadilla: Jorge Antonio González López, de 24
años, militar y vecino de la cuadra, se había metido a su casa. Los levantó a
mentadas de madre y terror, acuchilló al padre y no permitió que nadie lo
auxiliara por más de 40 minutos, mientras se desangraba. Luego secuestró a una
de las hijas, Elizabeth Moreno Chávez, de 17 años. Hasta ahora, nadie sabe su paradero.
La historia había empezado unas horas antes, cuando en una
fiesta, Jorge Antonio intentó sobrepasarse con una joven de 18 a quien
llamaremos Alejandra, hermana de Elizabeth. Ésta lo rechazó y abandonó el
lugar, y se fue a dormir a casa de sus primos. Jorge Antonio no supo esto
último. Despechado y violento, fue buscarla a su casa, brincó la barda y levantó a la familia de
Alejandra, que dormía en el primer piso: el padre, la madre, María Laura, y sus
dos hermanas menores, una pequeña de 13 años, y Elizabeth, de 17 años. Alejandra
no estaba.
Como no la encontró, se dedicó a aterrorizar a la familia.
Al padre, lo acuchilló en cuello, tórax y brazo; le ordenó que se acostara y lo
dejó ahí, desangrándose lentamente por 40 minutos, mientras aterrorizaba a la
madre y dos hijas. Finalmente decidió irse y ordenó a Elizabeth, a punta de
cuchillo, que se fuera con él: “eres mi boleto de salida”, le dijo.
Cuando el militar y la niña se fueron, María Laura llamó a
la policía y una ambulancia. Esta última jamás llegó al hogar, localizado en
San Isidro Ixhuatepec, municipio de Tlalnepantla; así que un vecino llevó al
padre al hospital. El hombre, de unos cuarenta y tantos años, permaneció
internado por un mes. Estuvo al borde de la muerte, había perdido mucha sangre.
Así relatan la historia el padre y la madre. El padre
todavía lleva vendado el brazo derecho. La madre carga con una abultada bolsa
de papeles: los documentos que han ido juntando sobre el caso de su hija.
Muestran una fotografía de Elizabeth: una adolescente delgada, de rostro alargado, ojos oscuros y
expresivos y cabello hasta el hombro, teñido de castaño claro.
La familia interpuso la denuncia en ministerio público de
San Juanico. El encargado de su caso fue el licenciado Belisario de Jesús
Albores Albores. Sin embargo, un mes después, el ministerio público no había ni
siquiera girado una orden de aprehensión contra Jorge Antonio González. Alegó
que habían enviado un oficio al Ejército para constatar que Jorge Antonio fuera
militar. Y, una vez que la Secretaría de Defensa Nacional respondiera, emitirían
la orden de aprehensión.
No fue la única traba, explica María Laura: Belisario
Albores se negó a levantar cargos contra Jorge Antonio por lesiones, a pesar de
que el padre de Elizabeth pasó un mes en el hospital, tampoco por allanamiento
de morada. Es más, ni siquiera por el delito del secuestro de Elizabeth,
porque, alegó, nadie había exigido rescate alguno por la adolescente.
La familia contrató a un investigador privado. Un mes después, consiguieron la sábana de llamadas telefónicas que Jorge Antonio había hecho los días siguientes al 19 de febrero. Durante las primeras 12 horas, Jorge Antonio hizo 123 llamadas: a su padre, a su novia, a sus familiares. Pero todos negaron saber su paradero.
También, de acuerdo a los movimientos registrados por su
celular, en una noche Jorge Antonio emprendió un viaje frenético rumbo al estado
de Chihuahua. Después se le perdió la pista.
El agente del MP en San Juanico, Belisario Albores se negaba
a levantar cargos. Así que un mes después del secuestro, la familia solicitó
que el caso se trasladara al ministerio público de Barrientos. Ahí, primero
estuvo a cargo un licenciado Ordoñez, quien transfirió el caso a Alejandra
Sánchez. Ella les dijo que se reunieran dentro una semana, porque se iba de
vacaciones.
Ha terminado abril, y todavía no hay orden de aprehensión
contra Jorge Antonio González López. Y la pista de Elizabeth sigue enfriándose.
Me recuerda las historias del porfiriato y la revolución. De pronto regresamos al siglo xix cuando la única protección era ser más rápido, más fuerte y más salvaje. Vivimos en el viejo oeste.
ResponderBorrarQue triste que esta joven tenga que sufrir este destino por que este savaje le puede haser mucho dano y nose quien son peores en mexico si los narcos o los policias
ResponderBorrarDeberian de correr de la procu a belisario, por burro e incompetente. Seguramente recibio dinero del acusado es un maldito corrupto.
ResponderBorrarDe que sirve que Belisario tenga grado en maestria, sino sabe aplicar las leyes. Que clase de servidor publico es. Solo va a cobrar por su incompetencia. Que renuncie!
ResponderBorrarPueblo, Belisario es un pesimo servidor público, deberiamos pedirle al Procurador que lo cese de su cargo, no tiene principios ni valores, le queda muy grande su nombramiento. BURRO BURRO BURRO y CORRUPTO BELISARIO.
ResponderBorrarServidores publicos como Belisario es lo peor que le puede pasar a nuestro Mexico.
ResponderBorrarAdemas es un infiel le pone los cuernos a su esposa.
Es verdad el cometario anterior, Belisario en vez de ponerse a trabajar, anda poniendole el cuerno a su esposa, pero bueno, ella que se puede esperar, bonita NO es.
ResponderBorrarPonte a trabajar Albores y hazlo bien que para eso te pagan.
Belisario ya no le pongas el cuerno a Yesenia, bueno si a tu concuña le hacen lo mismo.
ResponderBorrarBelisario Albores es igual de narco que su suegro!!!
ResponderBorrarYesenia, ya estas igual de cuernuda que tu hermana Jaqueline!!!
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